Momentos en familia reales…son para familias rebeldes
(o para los que saben usar una canoa)
Por Marysol Flores
Se escucha bien bonito decir que los momentos simples nos ayudan a conectar en familia, que una tarde de juego, una comida en familia o un noche de cuentos y bla bla bla. Pero la realidad es que hay muchas familias que no logramos hacerlo como quisiéramos. ¿Quién está decidiendo por nosotros? Ahora lo común es la mamá o papá chofer, niños comen en el carro para poder llegar al entrenamiento, que los papás trabajan horas extras que ya ni parecen horas extras, sino que es lo común y llegan a ver a sus hijos dormidos. Que las parejas acabamos tan cansados que no nos da la energía ni para ver Netflix, menos para platicar. Que muchos papás recogen a sus bebés de la guardería una hora mas tarde de lo pensado por el tráfico y pasan pocas horas con sus hijos.
¿Quién nos metió en este lío? ¿Quién quiere que esto se detenga? Yo.
De esto hablo en talleres para papás. Hay momentos en esas pláticas donde se que tanto ellos como yo estamos con el nudo en la garganta cuando pensamos en lo rápido que crecen los hijos y en el poco tiempo que tenemos para estar en familia. Las ventajas de tener tiempos de juego, de estar presentes y tener momentos en familia ya está por demás comentarlas, pero tiene muchísimas ventajas para el niño y el adolescente en su desarrollo psicológico, social y emocional.
En el libro “La familia intencional” de William Doherty, nos comenta que en una familia intencional es aquella que construye rituales y tiempo especial para crear lazos significativos para toda la vida. Dice que “Una familia, así como una canoa, necesita que sus integrantes remen y pedaleen, porque si no es así, te llevará a donde no quieres ir”. Esa es una buena pregunta para hacernos ¿Estamos como familia en donde queríamos estar en un principio? ¿En dónde queremos estar en 5 o 10 años?
Parece que es de familias rebeldes o fuera de lo común decir cosas como: