Hoy reparé el ala del ángel de mi nacimiento y me puso a pensar en cómo cada año de alguna forma nos toca repara piezas rotas, quizá de nuestro nacimiento o quizá piezas en nuestras relaciones con otros o piezas emocionales que no habíamos querido mover.
Aquí te dejo mi reflexión…
Como cada año, antes de la Navidad, decoramos nuestra casa, el pinito, la corona en una ventana con luces fuera de la casa, nochebuenas, una pequeña villita de casitas que ponemos en el recibidor. En la sala, en una esquina, nuestro hermoso nacimiento, que no es muy grande pero tiene una significado especial. Hace mas de 15 años, trabajé como reportera en una televisora de mi ciudad. Al terminar una entrevista que hice a una familia que vendía nacimientos, la señora me regaló un hermoso nacimiento en colores ocres, café y dorado. Cuando llegue a mi casa me dijo mi mamá que era muy especial haber recibido un regalo así. Cada año lo guardo con mucho cuidado en papel periódico y lo vuelo a sacar para las fechas cercanas a la Navidad. Aunque lo guarde con precaución, cada año una pieza sale dañada, una manita del niño Jesús astillada, un cuerno del buey o parte de los regalos de los reyes magos se han despintado o dañado. Este año, me encontré al ángel con un ala caída y al niño Jesús sin cabeza y con una manita rota. Sin dudarlo pensé que quizá ya era tiempo de regalar este nacimiento y comprar uno nuevo. Pero me detuve y pensé en el significado que tiene en mi vida pues me lo regalaron en mis épocas de reportera. Así que busqué pegamento y pegué sus piezas. Ya no quedan perfectas, pero siguen unidas.
Fue así como pensé que cada año por estas fechas viene a nuestro recuerdo la melancolía de otros tiempos, nos sentimos más sensibles y pensamos en los que más queremos. Así como las piezas que se reparan cada año en mi nacimiento, me di cuenta que nuestra familia es como ese nacimiento en el que cada año se requieren hacer ajustes, reparaciones, volver a pegar o limar orillas astilladas. Qué gran oportunidad nos regala la Navidad para recordar que no hay familia perfecta y que pegar las piezas rotas es un ejercicio de mucha valentía. Es un ejercicio que viene desde adentro. Un perdón pedido y dado, es como volver a pintar una de las piezas, reparar la manita del niño Dios es quizá aceptar incondicionalmente a nuestros mas pequeños, que el ala rota el ángel pueda ser aceptar la ayuda de los demás o darnos más a quienes nos necesiten. Fácil no es, pero en la medida que tengamos la voluntad de seguirnos reparando nuestras piezas unos a otros, viviremos el verdadero sentido de estas fechas que es volver al origen, voltearnos a ver con un corazón generoso y saber que pase lo que pase siempre podemos reparar las piezas rotas, la vida es un eterno aprendizaje.
Nuestra familia tiene piezas pegadas, no son perfectas pero siguen unidas y eso es lo más importante.
Gracias por leerme.
Marysol Flores. Familia Viva. Juega – Conecta – Crece